Cientos de millones de luces se iluminan en estas fiestas. Las hay de todos los colores y formas. Unas se encienden y se apagan rápidamente como la luz de las estrellas. Es bonito ver el empeño de la gente por embellecer su pequeño universo motivados por esta hermosa tradición occidental.
A veces me entristece observar como la peña se queda en la superficie de las cosas, en la cáscara, sin penetrar en la esencia de las cosas. Ves aquí y allá, como prestamos atención a lo accesorio, a lo material, exclusivamente. Nos juntamos sin pensar muy bien por qué. El banquete de Noche Buena y Navidad son momentos de excesos a toda costa: regalos, atracones y borracheras.
Pero dónde esta el sentido de todo esto? Para mí la Navidad representa el renacer (natividad) desde la esencia de lo que somos cada uno. El mensaje puro del primer cristianismo nos enseña dos cosas esenciales: que descubramos a Dios dentro de nosotros y que el sentido de todo esto no es mas que amarnos los unos a los otros.
Asi que, si durante estos dias de fiestas navideñas no has encontrado un mometito de soledad y silencio para quedarte en tu interior y observar lo que pasa ahí dentro, quizá no tenga sentido hacer lo que haces.
Que la luz de nuestro interior brille con mas fuerza y belleza que las de todos los arboles y calles juntos. Que la Navidad sea un autentico renacer sentido a nivel individual y también grupal, donde se ponga sobre la mesa la fortaleza, la alegría, la templanza, la sabiduría, la conciencia que hay algo dentro de nosotros mas grande que nuestros ombligos. Que descubramos el amor de Aquél que nos ama incondicionalmente. Amar y dejarse amar. De eso va la cosa.
Feliz Navidad a todo el mundo!
