No hay esquinas en el silencio,
sólo silencio:
transparencia que permite contemplar la realidad como es
y conmoverse,
llevarse las manos al corazón.
Conmoverse también cuando,
en medio de la escucha contemplativa,
coincides con otro vagabundo:
absorto sonriente que mira con ojos de niño
Javier Onofre
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