Amorosamente,
el monje aceptó la jornada:
el esfuerzo y el servicio
se tradujeron en el más bello canto
de cualquier pájaro enjaulado
el peso del día
no podía restar libertad
a tan noble gesto
y el ocaso atesoraba
el aprendizaje recibido.
JAVIER ONOFRE
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